miércoles, 1 de junio de 2016

El Loco ciego y la Poetisa de Luz: capitulo 1º

Tras un tiempo en libertad conviviendo en el mundo real, fingiendo querer reinsertarme a una sociedad que dice ser normal pero a la que yo considero que está peor que mis compañeros de manicomio; hoy regreso a esta, nuestra celda, feliz de volver a compartir mi locura con vosotr@s pero a la vez triste y desolado porque durante estos últimos días he sido consciente más que nunca de qué debería ser esa sociedad quien estuviera encerrada en un manicomio y no yo.
Esta sensación comenzó el sábado por la mañana, el típico día preveraniego: soleado y con ese "caloret faller" que diría aquella que sí que tiene que estar encerrada... pero en la cárcel. Retrocedamos juntos hasta esa mañana soleada de sábado...
Ahí estaba yo debatiéndome entre irme un rato a la playa a ver si encontraba a algún loco que estuviera de permiso, o acercarme al río a una reunión con gente totalmente desconocida. De no haber hecho tan buen día seguramente habría ido a la playa pero como hacía un día excelente decidí acercarme al río. Algun@ de vosotr@s pensará que ese razonamiento carece de toda lógica y seguramente tengáis toda la razón, pero así soy yo. El caso es que a las doce de la mañana, con una temperatura superior a los 30 grados me planté en el cauce del río, debajo de un puente que por lo menos nos proporcionaba una buena sombra a los allí reunidos, dispuesto a escuchar a esas personas. La verdad es que no eramos demasiados y yo estaba más ocupado en intentar pasar desapercibido al final del grupo que en fijarme en quienes lo conformaban, sin darme cuenta de que en ese momento el ciego era yo.
De repente se hizo el silencio y una chica de la primera fila tomó la palabra. En ese momento mi cuerpo y mi alma temblaron de arriba a abajo y una mezcla de sentimientos de todo tipo comenzaron a emanar por todos los poros de mi piel, que por cierto estaba en piel de gallina (y no, no era sudor).
Al mediodía me fui a casa con una sonrisa dibujada en un rostro que desde hacía tiempo parecía haber perdido la capacidad de sonreír.
Esa misma tarde acudí a una manifestación idéntica a otras tantas que anteriormente había ignorado como hace la mayoría de esa sociedad a la que, hasta ese momento, pretendía reinsertarme. Estaba convencido de que la chica estaría allí y en efecto así era. Empujada por su padre (esta chica tiene diversidad funcional que le impide caminar) realizó todo el trayecto sujetando una pancarta y yo a su lado, apenas a unos centímetros tan insignificantes como para evitar que mi corazón pudiera absorber gran parte de la vitalidad que desprendía, y a la vez tan insalvables para que mi locura y mi timidez me impidieran acercarme a ella para presentarme. Y de esa manera tan "surrealista" llegamos al final del recorrido. En ese momento la chica y su padre se separaron del grupo y se dirigieron al principio de la concentración para que ella pudiera leer un manifiesto. Yo disimuladamente también me fui separando para colocarme enfrente de ella y escuchar con atención lo que iba a decir.
Cuando terminó su discurso yo me quedé totalmente conmocionado luchando como un Titán para contener unas lágrimas que acudían a mis ojos para escapar en torrente de la prisión de mi corazón. Tal fue el esfuerzo que para cuando conseguí serenarme y reunir el valor suficiente para acercarme y pedirle un abrazo, ella y su grupo ya se habían marchado. Durante un buen rato anduve buscándola entre la multitud que todavía quedaba pero sin éxito, así que decidí regresar a mi casa por un camino más largo del habitual para serenarme y aceptar que había tenido la suerte de cruzarme con uno de esos seres de luz a los que en ocasiones se refiere Iker Jimenez y que por culpa de mi timidez había dejado pasar la oportunidad de conocerla.Y mientras trataba de consolarme repitiendome una y otra vez que seguramente coincidiríamos en otra ocasión, el Destino se preparaba para hacerme otro guiño cruel. Unos metros más alante pude distinguir a un grupo de personas despidiéndose y entre ellas estaba ese ser luminoso en silla de ruedas. Pero como he dicho el guiño fue cruel porque aunque corrí para alcanzarla dos semáforos en rojo se interpusieron en mi camino y ella se perdió en un laberinto de calles. Sin embargo el Destino todavía tenía algo reservado para mi.
                                                                                         Continúa....

1 comentario:

  1. Más de un año esperando y vuelves creando suspense. No cambia el jodío, mira que te gusta hacerte de rogar jejeje
    Como veo que has cogido carrerilla y no tengo que esperar para leer el desenlace por esta vez puedes publicar este comentario. Me alegro mucho de tu regreso y espero que sigas escribiendo de manera habitual.

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