sábado, 11 de octubre de 2014

Versos tristes y motivos sabineros

Puede que esta sea la última entrada que escriba en un largo periodo de tiempo, quien sabe puede que sea hasta mi última entrada, y aunque me hubiera gustado despedirme con algo grandilocuente al estilo de Neruda con aquello de...

Me gustas cuando callas porque estás como ausente,
y me oyes desde lejos, y mi voz no te toca.
Parece que los ojos se te hubieran volado
y parece que un beso te cerrara la boca.


Como todas las cosas están hechas de mi alma
emerges de las cosas, llena del alma mía.
Mariposa de sueño, te pareces a mi alma,
y te pareces a la palabra melancolía.

Me gustas cuando callas y estás como distante.
Y estás como quejándote, mariposa en arrullo.
Y me oyes desde lejos, y mi voz no te alcanza:
déjame que me calle con el silencio tuyo.

Déjame que te hable también con tu silencio
claro como una lámpara, simple como un anillo.
Eres como la noche, callada y constelada.
Tu silencio es de estrella, tan lejano y sencillo.

Me gustas cuando callas porque estás como ausente.
Distante y dolorosa como si hubieras muerto.
Una palabra entonces, una sonrisa bastan.
Y estoy alegre, alegre de que no sea cierto. 

...mucho me temo que no va a ser así. Y es que, aunque me siento inspirado para intentar escribir los versos más tristes esta noche, hoy no me gusta que estes callada. Hoy necesito que no estes ausente, como lo llevas estando ya muchos días (quizá demasiados) y aunque busco motivos para seguir esperando, lo cierto es que me sobran para todo lo contrario. Es más, creo que a los dos nos sobran los motivos para decir adios (aunque a mi me gustaría saber los tuyos)


1 comentario:

  1. la entrada preciosa si es fruto de tu mente perturbada que tu le llamas,triste si es la realidad y sin palabras si en algo por poco que sea me toca a mi......loquito lindo

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