jueves, 9 de octubre de 2014

EL PROBLEMA

Dicen que cuando uno muere, o está a punto de hacerlo, ve pasar toda su vida en imágenes como si fuera una película a cámara rápida. Supongo que la mía sería una peli de terror por eso, aunque soy muy aficionado a este género cinematográfico, debo admitir que no tengo ninguna prisa por verla de momento. Lo que si estoy viendo estos días previos a ese posible estreno de la semana que viene es a mucha gente que se acerca a saludar y a desearme buena suerte (o mucha mierda como se dice en el argot artístico). Gente de todo tipo: cercana, muy cercana, gente de la que llevaba sin saber de ella varios años e incluso gente que no conozco de nada. También es cierto que hay quien ha hecho caso omiso de mi invitación y ha dado la callada por respuesta o se ha limitado a enviar la típica tarjeta impersonal comprada en cualquier gran superficie sin molestarse siquiera en poner su firma creyendo así cumplir con un protocolo el cual yo aborrezco. Supongo que de esa manera se sienten mejor consigo mism@ sin embargo a mi no me hacen sentir mejor, más bien todo lo contrario. Por eso he llegado a la dificil conclusión de que si esa gente no quiere formar parte de la solución al menos dejen de formar parte del problema...

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