Soñar con almendros, arcoiris y cosas imposibles

Hoy, después de mucho, muchísimo tiempo, la lluvia vuelve a hacer acto de presencia en este manicomio. Es cierto que parece una visita fugaz, casi anecdotica, y que probablemente solo sirva para traer más calor a este, ya de por sí, sofocante manicomio. Aun así su compañía es bien recibida.
Sentado en el rincón más oscuro de esta celda contemplo plácidamente como las gotas golpean suavemente contra el cristal de la ventana dejando que ese sonido me envuelva por completo.
En otro momento habría acudido al tocadiscos a poner la canción de Billie Myers pero esta vez mi primer deseo, mi primer pensamiento proyectado al viento en forma de imagen es el de unos almendros extendiendo sus ramas hacia el cielo deseosos de abrazar esa lluvia que sacie su sed. Y escondido en mi rincón te imagino junto a mi debajo de esos almendros saciando mi sed de tus besos, de tus abrazos, mientras la lluvia nos envuelve y acaricia nuestras pieles.



Sin embargo en vez de acariciarme, la lluvia aprovecha mi ensoñamiento para retirarse poco a poco y dejar paso a un sol que, escondido aun tras las nubes, prepara sus pinceles para dibujar un arcoiris que tal vez indique el camino que tengo que recorrer para que esa imagen soñada se convierta en realidad.
O puede que tan solo sea un loco soñador que sueña con almendros, arcoiris y cosas imposibles