jueves, 30 de enero de 2014

Se me ha ido de las manos

Segunda noche consecutiva sin pegar ojo y, aunque la rutina no es demasiado exigente en este manicomio, tras más de 72 horas sin dormir en condiciones noto como el cansancio se va acumulando en mi organismo: a penas puedo concentrarme 10 minutos seguidos en una cosa (de hecho para escribir estas 3 líneas he tardado 15 minutos y he tenido que levantarme 2/3 veces para estirar las piernas por lo que si finalmente consigo terminar esta entrada posiblemente me lleve toda la tarde) y noto como mis reflejos son cada vez más lentos y tengo que hacer un gran esfuerzo para no caminar arrastrando los pies. Bueno, vale, estoy exagerando un poco pero no creáis que me alejo mucho de la realidad. Lo cierto es que la tensión se va acumulando sobre mis cervicales produciéndome un dolor de cabeza que sin embargo no evita que esta siga dándole vueltas a un tema que me trae de cabeza (y nunca mejor dicho). ¿Os acordáis del equilibrista y su equilibrio final?
Muchos os preguntaréis si finalmente lo consiguió. Sinceramente ni lo sé, ni me importa.  Sencillamente el equilibrista apareció un día en mi perturbada imaginación para contarme su historia y después desapareció sin más dejándome con numerosas preguntas a las que hoy, con el cansancio acumulado de tantas horas sin dormir, no dejo de darle vueltas. Por ejemplo, qué ocurrió anteriormente para que tuviera que tomar esa decisión de jugarse el todo por el todo en un equilibrio final que podía costarle la vida. ¿Fue una decisión voluntaria o los acontecimientos se desarrollaron de tal manera que no le quedó más remedio que jugarse la vida de ese modo? Tal vez ¿había cometido un error en el pasado y esta era su manera de enmendarlo? Y de ser así ¿había sido consciente en el momento de que había cometido ese fallo o él creyó que había actuado correctamente y más tarde alguien decidió que no había sido así? Sea como sea el caso es que ahora sí era consciente de que se estaba jugando el todo por el todo y por suerte había tenido tiempo para prepararse y entrenar. Si falla es porque no puede dar más de sí.
Pero ¿y si no le hubieran avisado? Si de repente se presenta un día creyendo que va a hacer el mismo número de siempre y de repente se tiene que jugar el todo por el todo ¿estaría preparado? O peor aún qué pasaría si hubieran decidido cambiarle el número sin avisarle y sin advertirle que su vida estaba en peligro? Si él creyera que había una red debajo que amortiguara su caída en caso de fallar y no pusiera sus cinco sentidos en el número sin saber que de fallar moriría en el acto ¿quién sería el responsable de su muerte?
Como veis muchas y muchas preguntas sin respuesta que tal vez algunos no entenderéis y que sin embargo yo no puedo dejar de planteármelas.

Y ya que está entrada se me ha ido de las manos voy a continuar con otra paranoia que en cierto modo y a mi manera está relacionada con la historia del equilibrista.
Cuando ingresamos en este manicomio lo primero que nos enseñan es a confiar en nosotros mismos para luego poder confiar en la gente. Todos somos desconocidos y tenemos que inventarnos una historia para contarla en las terapias de grupo como si fueran vivencias propias. Pocos son los que toman la iniciativa de contar esa historia en las primeras sesiones, sencillamente nos limitamos a escuchar y dejar pasar las sesiones hasta que de repente un día tomamos la palabra y contamos nuestra historia (ya sea la real o la inventada). En ese momento notamos que nos hemos quitado un gran peso de encima y poco a poco vamos participando más en las siguientes charlas hasta que finalmente confesamos nuestra propia historia. Para entonces ya hemos cogido la suficiente confianza en nosotros mismos, aunque sea a base de "mentiras" (que no lo discuto) y ya podemos confiar en los demás con nuestras "verdades".
Supongo que fuera de estas paredes la cosa es bastante parecida con la diferencia que aquí dentro sabemos que casi todas las primeras historias son mentira y no nos sentimos engañados. Puede que estemos locos pero sabemos que la confianza hay que ganársela día a día incluso creyendo algunas mentiras para llegar a saber la verdad. Por eso te pido que no tengas prisa, que te tomes tu tiempo en contarme tu historia pero si decides contarme la verdad que no haya ninguna mentira en ella porque la confianza cuesta mucho de ganar y muy poco de perder. Y una vez perdida dificilmente se vuelve a recuperar.
Mientras tú te tomas tu tiempo yo seguiré reflexionando no sobre todo lo que podríamos haber sido tú y yo si no fuéramos tú y yo, si no en todo lo que nunca seremos tú yo precisamente por ser tú yo.

Como veis la cosa se me ha ido de las manos y, aunque al principio he exagerado un poco sobre mi estado físico no me he equivocado demasiado cuando dije que posiblemente esta entrada me llevaría toda la tarde pues he comenzado a escribirla sobre las 15.00 y se me han hecho las 19:00 pasadas. Así que puede que no esté tan loco... o puede que sí.

6 comentarios:

  1. hola soy paty una pregunta son enserio todas estas cosas que escribes

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    1. Hola Paty, en primer lugar bienvenida a este manicomio y muchas gracias por comentar.
      Respecto a tu pregunta no sé exactamente a que cosas te refieres pero en general casi todo lo que escribo va en serio aunque no hay que tomarselo 100% al pie de la letra.
      un saludo y espero seguir viéndote por aqui ;)

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  2. Jajaja me ha encantado tu comentario, pobre Paty, la vas a volver loca.
    La entrada genial, muy reflexiva. Si ya decía yo que el equilibrista me resultaba familiar...
    Y ya que veo que el tono de tu locura ha cambiado respecto a las dos entradas anteriores me marcho dejándote en buena compañía. Pero prometo volver y ponerme al día, aunque espero que nos veamos antes.
    Un saludo y no pierdas nunca tu bendita locura

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    1. Hola Eli, cuidado con lo que prometes no vaya a ser que te toque cumplirlo ;)
      Un abrazo y gracias por seguir visitándome

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  3. Cuantos cafés y tabaco para tantas horas de insomnio?? De dónde decías q eras? Vasco?? :-p
    Un abrazo!!

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    1. Sí, soy vasco, pero como buen vasco nací donde me dió la gana xD
      Y como soy vasco y no me gusta exagerar solo necesité camiones enteros de café y tabaco... Un abrazo vasco para ti ;)

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