Hoy aprendí a llorar de nuevo. A llorar por vidas que merecen respeto... y dignidad... y derechos. Derechos que les son negados y que sí "disfrutan" los refrescos.
Hoy aprendí a llorar de nuevo. A llorar por sueños truncados por un mundo de pesadilla. A llorar por aquellos que no llegarán a la orilla. A llorar por tanta sangre derramada sin sentido. A llorar por un Mundo que se muere malherido.
Y también aprendí a llorar sin miedo. Sin miedo a que me vieran derramar lágrimas sentidas. Sin miedo de temblar por un alma dolorida.
Aprendí a llorar sin miedo a la miradas indiscretas que me lanzan de reojo con sus sonrisas burlescas.
Aprendí a llorar sin miedo a lo que piense la gente.
Aprendí a llorar sin miedo, a llorar valientemente.
Y lloré y lloré sin miedo. Lloré tanto que hasta Eolo se apiadó de mí y me obsequió con unas nubes de fina lluvia para enjugar mis lágrimas y entremezclarlas con la tempesta. Y en silencio le di les gracias mientras gritaba... ¡¡¡VELAS AL VIENTO!!!
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