viernes, 14 de febrero de 2014

Una loca (y confusa) historia de Sam va lentin

Alguien me dijo una vez: "me gustan mis errores. No quiero renunciar a la deliciosa libertad de equivocarme". Claro que la misma persona me dijo tiempo después que yo "solo había sido un error más en su vida" y para entonces no se la veía muy satisfecha de su "deliciosa libertad". El caso es que me pareció una gran frase (la primera sobre todo, la segunda no demasiado) a pesar de que sabía que esa frase no era suya; estoy loco pero no tanto.
Y así es como comienza esta loca (y confusa) historia de Sam va lentin... con un error. O mejor dicho con una confusión...







Todo comenzó hace un año, aproximadamente por estas fechas. Para celebrar que Sam va lentín decidí regalarme una estancia de 15 días en la celda de aislamiento. Al regresar de nuevo a mi celda, el día 1 de marzo, me encontré sobre la almohada una tarjeta de felicitación con el siguiente mensaje: "Hola, no sé porqué me tienes manía pero por favor no tires esta tarjeta".
Aquella nota me dejó bastante desconcertado pues, aunque es cierto que soy bastante transparente y enseguida se me notan tanto mi estado de ánimo como mis emociones y sentimientos,  yo acababa de llegar a este manicomio y todavía no había tenido tiempo de coger manía a nadie. ¿Quién habría dejado aquella tarjeta y sobre todo por qué pensaría que le tenía manía?
Con estas y otras preguntas rondándome en la cabeza acudí al día siguiente a la terapia de grupo buscando alguna señal, algún gesto nervioso o alguna mirada furtiva que me ayudara a descubrir a mi anónim@ maniátic@ pero no descubrí nada. Sin embargo al regresar de nuevo a mi celda otra tarjeta me esperaba sobre la almohada: "Me conoces". Aquello terminó de descuadrarme por completo y durante del resto del día estuve cavilando quién podría ser mi anónim@ conocid@, no se me ocurría nadie. Así que a la mañana siguiente antes de acudir a la terapia de grupo dejé la tarjeta sobre mi almohada con una nota que decía lo siguiente: "Lo dudo, soy nuevo aquí, no conozco a nadie y mucho menos para cogerle manía, aunque eso sí reconozco que me intrigas bastante". Al regresar de la terapia mi nota tenía una respuesta: "Lo siento, te confundí con otra persona". Ajá, aquello respondía muchas preguntas y podría haber puesto el punto final a esta loca (y confusa) historia de Sam va lentín, pero como seguía sin saber quién era esa persona al día siguiente le dejé otra nota: "Lo suponía, no pasa nada pero sigo intrigado y me gustaría conocerte. El próximo turno de visitas es dentro de 3 días, y no te preocupes que estoy loco pero no soy peligroso". Pero esta vez cuando regresé de la terapia no había ninguna respuesta, ni siquiera había indicios de que mi nota hubiera sido leída.
A lo largo de este año he tenido días muy chungos y he pasado muchos nervios, pero no tantos como aquellos 3 días previos al turno de visitas. Cada día regresaba corriendo a mi celda para ver si había alguna nota, alguna señal, pero nada. Me pasaba las horas pensando si aquella persona habría leído mi nota y si se atrevería a visitarme.
Finalmente llegó el turno de visitas. Nervioso y algo asustado acudí a la sala de visitas sin saber qué me iba a encontrar. Y allí estaba ella, luciendo aquella sonrisa que me cautivó desde el primer momento que la vi.
Apenas hablamos nada en aquel primer encuentro, básicamente nos limitamos a mirarnos el uno al otro y sonreír tímidamente hasta que la alarma indicó que el turno de visitas había terminado. Ni siquiera fuimos capaces de despedirnos y de nuevo en mi celda me pregunté si ella volvería la semana que viene. Sí que volvió, como lo lleva haciendo cada semana desde entonces, y así fue como aquella historia que nunca debió comenzar de no haberme confundido con otra persona continúa a día de hoy sin que ninguno de los dos sepa cómo va a terminar. Pero teniendo en cuenta cómo comenzó ya es todo un milagro que continúe. Sobre todo si tenemos en cuenta que en días tan señalados como este Sam va lentín que acaba de empezar no puedo regalarle joyas, ni flores, ni bombones... tan solo esta historia contada con mucho cariño para agradecerle que cada día de mi calendario esté señalado con un corazón gracias a ella, pues no me hace falta inventarme ningún día de los enamorados ya que si ella me deja seguiré demostrándole día a día cuánto la quiero.

Por cierto, la frase que alguien me dijo una vez es de Charles Chaplin y yo al igual que él tampoco quiero renunciar a la deliciosa libertad de equivocarme.


6 comentarios:

  1. si es que a ver quien me dice a mi que no es para quererte!!!...........bueno hay días que no............mentira...hasta en esos se te quiere...........

    ResponderEliminar

Tu opinión me vuelve loco