Seis meses colocando piezas

15 de enero del 2013... Tras haberme recorrido medio mundo en busca de vida inteligente fui a parar con mis huesos en esta celda; cansado, frustrado, sin ninguna ilusión ni esperanza. Todo a mi alrededor se derrumbaba como un inmenso castillo de naipes construido durante mucho tiempo y que un simple estornudo basta para echarlo abajo.  Las piezas que con tanto esfuerzo había colocado en el tablero de la vida se venían abajo una a una provocando un efecto dominó que amenazaba con derribarme a mi también. En un intento desesperado por mantenerme en pie cerré los ojos y me aferré con ambas manos a las rejas de esta celda esperando ese silencio que indicara que todas las piezas estaban ya en el suelo. Así pasé varios días oyendo el ruido de la destrucción, lanzando mis pensamientos al viento como si de una llamada de auxilio se tratase. Y puede que así fuera pues cuando días más tarde el sonido cesó y abrí los ojos dispuesto a dejarme caer ahí estabas tú, mirándome en silencio, sin decir una palabra. Tampoco hizo falta pues cuando nuestros ojos se cruzaron y me sonreíste tímidamente mi nueva vida ya tenía sentido. Ese día te fuiste sin decirme nada, sin tan siquiera despedirte mientras yo contemplaba fascinado como te alejabas preguntándome si algún día volvería a verte.
Ya han pasado seis meses, y aquí sigo esperando tu visita diaria para colocar juntos otra nueva pieza como llevamos haciendo desde tu segunda visita al día siguiente. La partida continúa y espero que por mucho tiempo