Muro invisible

La verdad es que no sé muy bien qué hago aquí escribiendo a estas horas pues tampoco tengo nada importante o interesante que contar. La monotonía se ha instalado en mi rutina diaria y el miércoles es casi igual al martes y no muy distinto al lunes. Los días han perdido trascendencia y las noches... Las noches siguen siendo especiales, pero también tan distintas...
Ese silencio forzado ha levantado entre nosotros un muro invisible que, sin embargo, tu mirada no consigue traspasar y que, como si de un agujero negro se tratase, absorbe el arcoiris que se forma cuando el brillo de tus ojos se mezcla con esas lágrimas derramadas que tratas a toda costa de disimular. Pero tu esfuerzo por ocultarlas es tan inútil como el mio por intentar derribar ese muro que hace que te pases la noche mirándome, pero sin verme.