Desde lo alto del precipicio el equilibrista se repetía en voz baja aquellas palabras convertidas ya en una especie de mantra mientras
"Esta vez no puedo fallar. No, esta vez no."
El equilibrista abrió los ojos y se concentró mirando al horizonte. El sol a su espalda proyectaba su propia sombra alargada delante de él.
-¿Estás seguro?
- Lo estoy, no te preocupes- dijo con voz firme alegrándose de que no hubiese nadie enfrente de él que pudiese observar el breve temblor del labio superior causado por los nervios del momento.- Ambos sabíamos que alguna vez tendría que enfrentarme a esto y me alegro de que seas tú quien lo hayas organizado todo.
-Yo también me alegro- dijo el director antes de abrazarlo. Y aunque sus palabras sonaron sinceras lo cierto es que ya no se alegraba tanto. Si aquello salía mal sería el final de su carrera.
Por su parte el equilibrista se jugaba mucho más que su carrera. Un paso en falso, un pequeño traspiés y pagaría aquella aventura con su vida. Pero... ¿cómo había llegado a esa situación? Muchas veces se había formulado esa pregunta y raras veces encontraba la respuesta. Sencillamente la vida lo había llevado por esa cuerda en la que se había pasado toda su existencia haciendo malabares. Quitar la red y hacer el "más difícil todavía" era el siguiente pasó
"Esta vez no puedo fallar. No, esta vez no." Repitió antes de colocarse el pañuelo y afrontar el que sería; para bien o para mal, su último espectáculo.
Uy uy uy... y a mi que este malabarista me resulta familiar, se me estará contagiando tu bendita locura?
ResponderEliminaren serio?.... pues no sé yo eh!!! xD
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