La distancia

Hace unos día en la terapia de grupo una compañera preguntaba desde su rincón nuestra opinión y/o experiencia sobre las relaciones a distancia. Demasiado tímido para contestar entonces, he decidido esperar hasta hoy  para contestarle aunque mi experiencia en este aspecto sea casi nula. Sin embargo tengo mi opinión, desde luego, y mi opinión es que la distancia no la marcan los kilómetros. Una relación, sea del tipo que sea, puede superar cualquier distancia física siempre y cuando las personas sientan que están juntos, pero cuando ese sentimiento no existe la distancia se convierte en una excusa para dejar de sentir.
Antes dije que mi experiencia en este aspecto era casi nula, pero bien pensado eso no es cierto pues, encerrado como estoy entre las paredes de esta celda, casi todas mis relaciones son a distancia: bien sea con el compañero de la celda de al lado del que apenas me separan unos centímetros de hormigón o bien con las personas que me visitan al otro lado de la reja. Algunas de esas personas recorren kilómetros y kilómetros solo para visitarme esporádicamente, con otras en cambio hemos establecido cierto vínculo de amistad y seguimos en contacto una vez que han abandonado las instalaciones de este manicomio. Así que en cierto modo sí que tengo experiencia en relaciones a distancia. Aunque en lo que verdaderamente soy experto es en pensar. En crear pensamientos cargados de ilusiones y esperanzas más allá del amor o la amistad, pensamientos de playas y mares y paseos cogidos de la mano bajo la luz de las estrellas, pensamientos lanzados al viento en forma de suspiros del alma que brotan desde lo más profundo de este loco corazón.
Sí, puede que esté loco pero esta locura me hace feliz...