Aprendiendo a...

Estoy aprendiendo a esperar, a encontrar mi sitio, a aguardar mi turno cuando ya no quede nadie más.
Estoy perdiendo mis ansias por ser el primero, nunca lo he sido y a estas alturas no pretendo empezar a serlo. Me hubiera gustado, lo reconozco, pero ya tengo asumido mi lugar. Después de tanto tiempo encerrado en esta celda ya no me importa permanecer oculto en la sombra.
Estoy aprendiendo, sí, lo estoy haciendo, pero no me resulta fácil ni sencillo. Han sido muchas y muy diversas las muecas de sonrisa que he ensayado delante de los demás mientras me bebía las lágrimas amargas que mis ojos, ocultos tras las gafas de sol, derramaban en silencio. Muchas las horas que he pasado conversando con el silencio, tantas que ya nos hemos hecho amigos y disfruto con su conversación (cada vez más extensa) casi tanto como con la tuya (cada vez más breve)

Estoy aprendiendo a convivir en el Lado Oscuro, donde no hay sentimientos, ni sueños, ni esperanzas. Aprendiendo a comportarme como un autómata, procesando la información, asimilándola y actuando en consecuencia, aquí y ahora, sin pensar en un futuro a corto ni a largo plazo. Ahora es el momento, dentro de diez minutos todo habrá cambiado, o no. Puede que siga conversando con el silencio mientras espero que me preguntes cómo me ha ido el día. Y puede que me lo preguntes, o tal vez lo único que importe sea el sexo. Incluso puede que el sexo tampoco sea placentero y lo único que esperemos sea el cigarrito de después, la despedida con sabor a humo y nicotina.

Y mañana vuelta a la rutina, a fingir que no me importa, que estoy bien a pesar de todo. A aparentar que tengo un corazón blindado, que nada me duele, que puedo seguir con mi vida sin que nada me afecte. Sí, estoy aprendiendo a hacerlo, pero nunca llegaré a dominar la técnica.